Insensata publica en noviembre de 2021 <<¿Por qué, si eres tú quien trabaja, es otro el que se enriquece?>>. La ilustración de sobrecubierta está pintada por Antonio Miranda Regojo, arquitecto y catedrático de universidad, y fue titulada por su autor durante el franquismo como <<Fregando el suelo del Vaticano>>. La autora del libro es María de Magdala, un sobrenombre elegido por la poeta como símbolo de la mujer denostada y ultrajada por la historia escrita por varones que se habían conferido, nada menos, que la representación de un dios.
El título de la obra, el dibujo que la ilustra y el nombre que la firma son una abstracción luminosa, tan poderosos estética y poéticamente, tan comprometidos en una idea de justicia social y de oposición a los abusos que sistemáticamente han padecido -y continúan sufriendo- mujeres y trabajadoras y trabajadores, que poco más cabe decir para describirla.
En ocasiones la poesía tiene una función deconstructiva. Tiene la facultad de intimar con la realidad y de dilucidar, incluso, aquello que se oculta tras lo aparentemente real. A veces la poesía desvela el andamiaje que sostiene el decorado, desanda el camino para llegar al origen de aquello que se nos había presentado como verdad pero no era más que una interpretación de la verdad o, por expresarlo mejor: que no era sino la verdad de alguien. No sabemos si llega a existir una verdad común a todos y todas, más allá de esa verdad de cualquier «alguien» individual. De lo que sí tenemos certeza es de que, desde la libertad y el bienestar de las personas, las verdades individuales pueden compartirse y convivirse construyendo un territorio común, comunidad que siempre ha estado amenazada por las «verdades» que quieren imponer unos pocos desde la fuerza y los privilegios. Lo que sí intuimos es que la poesía, el arte en general, es la pregunta que conduce a las respuestas.
Así se ha conducido María de Magdala con el interrogante ¿Por qué, si eres tú quien trabaja, es otro el que se enriquece?, una interpelación dolorosamente simple, desconcertantemente evidente en su formulación, que provoca de inmediato esa sensación de aturdimiento que reconocemos en lo obvio cuando se nos presenta en bruto, sin que, por las circunstancias que fuera, nos hubiéramos percatado de ello hasta el momento en que alguien plantea la pregunta.
<<¿Por qué, si eres tú quien trabaja, es otro el que se enriquece?>> es un conjunto de 21 poemas que toman sus títulos de lecturas del antiguo testamento cristiano para mostrar a un dios mutando, revelándose (¿o rebelándose?) como una trabajadora que se desespera ante sus compañeras, les reprocha el creerse y asumir como verdades los conceptos abusivos del capital, y les llama a liberarse de cualquiera que trate de apropiarse de sus mentes, de sus manos o de sus vientres. En la abyección moral que es inherente al capitalismo, hay personas que adoptan o son educados en la convicción de que pueden enriquecerse poseyendo el trabajo y a las trabajadoras/es como si fueran mercancías; de que esa actitud vital de abuso es no sólo legítima, sino incluso una profesión, la profesión de no trabajar lucrándose con el trabajo de otras/os, a quienes se arrebata el bienestar para especularlo financieramente. Al contrario, la verdad común, el sentir común, que queremos construir, a los que apela la poesía de Magdala, es que las trabajadoras, los trabajadores, son la riqueza y nadie, sino ellas y ellos, tienen legitimidad para apropiársela.